CONVENTO E IGLESIA DE LA MERCED
La puerta es la mejor expresión del arte barroco en la arquitectura trujillana, es de medio punto entre pilastras. En ella se acumulan con gran profusión los motivos barrocos, decoración geométrica (cuadrados y rectángulos), puntas de diamante y rosetas, la decoración foliada con guirnaldas y racimos. Sobre la puerta, bajo corona real y capelo cardenalicio, el escudo de la Orden de la Merced, cuatro barras y sobre ella la cruz blanca, enmarcado por dos pináculos con bolas herrerianas como acróteras. La cierra una artística puerta de madera bien labrada con la cruz mercedaria.
El convento ha sido adaptado para dos viviendas, aunque la estructura original del edificio se conserva perfectamente. En el interior una escalera de cuatro tramos, también volada como la del convento de San Carlos. El austero claustro, sencillo y al mismo tiempo elegante, con capiteles clasicistas y decoración de rosetas. La iglesia de una sola nave está dedicada a almacén y es propiedad del Ayuntamiento. La mampostería del edificio se refuerza en esquinas y portadas con granito bien labrado. La otra puerta está tapiada.
Después de muchas dificultades y oposiciones la Orden de la Merced Redención de Cautivos consigue instalarse en Trujillo, será el último convento de frailes que se funde en la ciudad. Fue precisamente la familia Pizarro, concretamente doña Francisca y su hijo, los que intercederían ante el rey para que se establecieran en las casas de la Obra Pía de Catalina de la Cueva, a lo que el Concejo accedió.
Desde principios del siglo XVII y hasta la exclaustración están los mercedarios presentes en Trujillo, también sufrió este convento con la Invasión Francesa. Tirso de Molina, fray Gabriel Téllez, fue Comendador y Padre Presentado en este convento de 1626 a 1629.
Fuente: Guía turística de Trujillo y vida de Pizarro Autor: Magdalena Galiana Núñez
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