 Los tanteos reconquistadores iniciados por Alfonso VIII, tuvieron realidad definitiva el 25 de enero de 1232 día en que Fernando III el Santo conquistó la plaza con intervención sobrenatural, pues se cuenta que la Virgen con su Hijo en brazos se apareció sobre las murallas para dar la victoria a los cristianos. Desde ese momento todo el ejercito aclamó a la Virgen con el título de “La Victoria” por patrona y abogada de la reconquista.
El suceso quedó grabado en el escudo de la ciudad, que tiene a María y el Niño sobre almenado muro, entre dos torres, así como la devoción a Nuestra Señora de la Victoria, la imagen patrona que, como símbolo de la reciedumbre del solar, en vez de ser tallada en madera o vestida de ricos ropajes, es de duro granito y cuya ermita se encuentra en el Castillo.
Como continúa describiendo Magdalena Galiana, las fiestas patronales en honor a la Virgen de la Victoria, Patrona de Trujillo, se celebran a finales de agosto y principios de septiembre. Con este motivo tienen lugar los Festivales de Música, Danza y Teatro en el incomparable marco del Castillo, con proclamación de reina y damas de honor. Pregoneros ilustres ha pasa por Trujillo como Camilo José Cela.
Las típicas capeas antes se celebraban en la Plaza Mayor, que se cerraba con palos y tablones: Actualmente las capeas tienen lugar en la Plaza de Toros de la Piedad construida en el año 1848. Tienen una capacidad de 7000 espectadores y es de tercera categoría.
Mención muy especial merece LA SALVE a la Virgen de la Victoria. Su imagen baja en procesión desde el Castillo para hacer la novena en la Iglesia de San Martín. El sábado, víspera de la fiesta, a la salida de la novena, se saca a la Virgen a la Plaza. Se apagan todas las luces. Sólo la Virgen está iluminada, que desde el atrio de San Martín mira a su pueblo. Todos los trujillanos y trujillanas, en acto de gran emotividad, cantan la Salve a su Patrona acompañados por la Banda Municipal.
Al día siguiente, domingo a las 11 de la mañana, salen en procesión cívica desde el Ayuntamiento la reina y las damas de honor, ataviadas con la mantilla española, la Corporación municipal y un heraldo en su caballo va abriendo camino y proclamando la fiesta. Detrás de la Banda de Música, la comitiva, entre maceros y soldados ataviados a la usanza del siglo XVI, se dirige a la Iglesia de San Martín donde tiene lugar la misa solemne. Después se sube a la Imagen de la Virgen otra vez al Castillo.
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