CONVENTO DE SANTA CLARA Ubicado en el Convento de Santa Clara, aparece citado por primera vez a fines del siglo XV porque era uno de los conventos beneficiados por los Reyes Católicos, antes había sido beaterio. Es uno de los de mayor capacidad de la diócesis de Plasencia, fue 1evantado en 1533 en la Huerta Blanca, al lado de la iglesia de San Clemente, que existía ya como parroquia en el siglo XVI, la cual daba nombre al arrabal extramuros que se fue formando en torno a esta iglesia que más tarde absorbería el convento y la integraría como templo conventual suyo.
Según la tradición en el coro de la iglesia de este convento está enterrada doña Francisca Pizarro Mercado que fue monja en él. Era la hija que tuvo Hernando Pizarro con Isabel de Mercado en el castillo de la Mota. Su madre también fue monja en uno de los conventos de Trujillo, parece ser que en el de la Coria.
En la entrada todavía se puede ver el torno de madera que era el único punto de comunicación de las monjas con el mundo exterior. En el interior, puertas y ventanas enmarcadas en granito, bóvedas y escaleras de cantería todo ello en torno a un claustro central doblemente porticado de tracería herreriana, el cuerpo superior de columnas con zapatas lo cubre un sencillo antepecho con óculos. En él hay un bello brocal de pozo con la polea para sacar el agua. Llama la atención en este edificio la espadaña plateresca donde estaban las campanas que se yergue enhiesta sobre el muro. En la misma pared de la espadaña, más abajo, se puede ver el escudo de la ciudad.
Hoy la Congregación de monjas concepcionistas ocupa un edificio de nueva construcción enfrente del Parador. En honor a su fundadora se ha puesto a la calle el nombre de Santa Beatriz de Silva. Por esa zona hay calles y plazuelas con nombres evocadores de la historia de Trujillo: Plazuela de Quiroga, de San Judas. En todos aquellos alrededores se pueden ver casas con puertas de arco de cantería y ventanales góticos, algunos con los arimeces para las luminarias nocturnas que se encendían en las grandes festividades y solemnidades. Son casas que conservan la primitiva y original arquitectura de cuando formaban parte del arrabal de San Clemente, en este arrabal estaba el Hospital de Santa Lucía.
Es este un rincón trujillano de gran tipismo costumbrista que sirve de marco al Parador por ser este castizo barrio donde está enclavado. Fuente: Guía turística de Trujillo y vida de Pizarro Autor: Magdalena Galiana Núñez
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